22 de marzo, 2022

Palabras mágicas

Por Mike Ojeda
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"La historia la escriben los vencedores", reza el conocido adagio que pareciera mandamiento de quienes ostentan el poder para entronizarse en vez de para servir a la ciudadanía. El actual gobierno de México rara vez es la excepción, y en estas fiestas patrias ha servido para dicho propósito utilizar dos palabras mágicas que, en la cosmovisión actual, te convierten automáticamente en paladín del "lado correcto de la historia": Clasismo y Racismo.

El pasado 15 de septiembre el presidente López Obrador dio el tradicional "grito" desde Palacio Nacional, por primera vez después de dos años ante una gran multitud de miles de personas congregadas para celebrar el inicio de la Independencia de México, incluidos algunos invitados especiales como el expresidente de boliviano Evo Morales y Aleida Guevara, hija del "Che" (https://bit.ly/3DBVgLr). Todo parecía normal hasta que, entre sus 20 vivas, el presidente sorprendió a propios y extraños con dos proclamas de muerte excepcionales: ¡Muera el clasismo! ¡Muera el racismo!
(https://bit.ly/3Lprvzt).
Claramente el valiente gesto del presidente no pasó desapercibido y no fueron pocas las voces que aclamaban sus palabras por "visibilizar problemas estructurales" y "señalar discriminaciones sistémicas", así como hacer de las luchas sociales "parte de la narrativa" para "encausar acciones que generen una nueva conciencia" (https://bit.ly/3eRG8iE) ante "la incomodidad de una clase alta indiferente"(https://bit.ly/3f4Ipaf) que ?prefiere guardar silencio antes de atender a los problemas sociales del país? (https://bit.ly/3DCAdbu).
Parecieran, no obstante, pasar por alto las cifras oficiales y datos acerca de las personas que se encuentran en situación vulnerable en el actual sexenio, así como las acciones (y omisiones) del gobierno que encabeza López Obrador, y como "dato mata relato" es buena oportunidad para evaluar la congruencia del discurso con sus actos en cuanto a los pecados mortales que dice enfrentar.


Clasismo:

"Por el bien de todos, primero los pobres" es una de las máximas personales de López Obrador desde hace años y lema de campaña la primera vez que se postuló a la presidencia de la República en 2006. Su cercanía con las clases bajas a través de sus recurrentes baños de pueblo visitando casas, negocios y, sobre todo, puestos de comida, son célebres y características del presidente de la república.

Lamentablemente, poco ha cambiado para aquellos en situación de pobreza económica desde que asumió el poder en 2018, y si lo ha hecho ha sido para mal como reflejó el reporte del Coneval en 2021 en el que se muestra un incremento de 3.8 millones de personas en situación de pobreza (https://bit.ly/3DTmuxt). Podrían argumentar que dicho incremento se debió principalmente a la pandemia y que poco o nada tiene que ver ello con la discriminación de clase, pero desde 2019 ya eran criticadas las estrategias del presidente para el combate a la pobreza tales como la eliminación de programas sociales estratégicos (https://bit.ly/2knqdwH) así como serias dudas con respecto al cumplimiento de objetivos (https://bit.ly/3f3fV0y) claramente no logrados a pesar de contar con ?otros datos? (https://bit.ly/3eWk9al).

Si la prioridad de López Obrador es acabar con actitudes discriminatorias por parte de personas en lugares de poder e influencia en vez de la erradicación efectiva de la pobreza, no olvidemos que estamos hablando del mismo presidente que comparó el apoyo a los pobres con cuidar a los animales en cadena nacional (https://bit.ly/3QXymRR). Irónicamente, también es el mismo presidente que no pierde oportunidad en codearse con los hombres más ricos del país tanto para acompañarlo a sus visitas oficiales al extranjero (https://bit.ly/3DKOzXk) como para pedirles financiamiento "pasando el sombrero" para sus proyectos de infraestructura (https://bit.ly/3RX1dXP) y una que otra frivolidad como la célebre "rifa del avión presidencial" (https://bit.ly/3xxxDQk), mientras que despotrica en contra de las clases medias señalándolas prácticamente como los enemigos de México (https://bit.ly/3QWmG1u).


Racismo:

Otra de las nuevas causas insignias de los partidarios de la cuarta transformación es el combate al racismo desde una posición firmemente "antirracista" -como bien exportado de las teorías del Dr. X. Kendi (https://bit.ly/3xBAt6Y)- después de décadas de una creciente visibilización en cuanto a la discriminación racial en el país, especialmente contra los pueblos indígenas y la comunidad afrodescendiente, del que durante muchos años poco se habló (https://bit.ly/3xAhlWS). Si bien los orígenes y alcances del problema son sujeto de debate (https://bit.ly/3DEVwJt), es un despropósito en definitiva buscar argumentos para negar que en México se discrimina por color de piel a nivel general y es un problema con fuertes raíces que hay que combatir.

No así lo ha hecho el actual gobierno de México, mismo que ha planteado la desaparición de instituciones especializadas en la prevención de la discriminación (https://bit.ly/3LwY9PO), desapareció efectivamente programas de clases suplementarias y alimentación para comunidades marginadas (https://bit.ly/3Sk14xm), recortando recursos de instituciones que atienden a pueblos indígenas para la construcción de megaproyectos (https://bit.ly/3DMTqau) -entre ellos el Tren Maya, que aunque inaugurado en una ceremonia donde se "pidió permiso a la madre tierra" (https://bit.ly/3qTINLC) a pesar de los genuinos reclamos de comunidades mayas, tzotziles, tzeltales y choles en contra de la construcción del proyecto (https://bit.ly/3SgizP0) puesto que representa una seria amenaza para el hábitat y recursos de dichas personas (https://bit.ly/3SnMF3f). Por si fuera poco, no olvidemos que este es el presidente que inundó deliberadamente zonas indígenas del pueblo chontal en Tabasco durante las tormentas del 2020 (https://bit.ly/3f6M0EX).

"El arte de lo posible":

Al menos de donde yo vengo, una acción pesa más que mil palabras. Lamentablemente, vemos a muchas personas sentir emoción por un posicionamiento políticamente correcto que denuncia con bravura los males del mundo y hace de estos una causa común que, en el imaginario público, es una batalla en la que los buenos son quienes más lo critican o dicen y los malos quienes se niegan a sumar sus voces.

México tiene severos problemas de discriminación racial y de clase social, y es una realidad ineludible. Lo que no parece obvio es que el actual gobierno se envuelve en la bandera de la "justicia social" pero sus acciones distan dramáticamente del discurso y la narrativa que busca cimentar. Si queremos que este país realmente sea más justo para todas las personas que lo conformamos, es menester dejar de impresionarnos con tan poco y exigir lo que realmente importa que va mucho más allá del discurso. Tenemos que pasar a las acciones concretas y no quedarnos encantados con unas cuántas palabras mágicas.

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Autor

Mike Ojeda

25 años | Maestría en Liderazgo Estratégico Internacional, así como diversos cursos y diplomados en Ciencias Políticas, Derechos Humanos, Filosofía y Doctrina Social de la Iglesia. Ha participado con diversos grupos juveniles como Rotaract, Acción Juvenil y Soñar Despierto. Interés por el personalismo, los fundamentos morales de una sociedad libre y la construcción de un régimen democrático.

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