19 de marzo, 2023

Decisiones empresariales ante el mal comportamiento económico del país

Por Asael Polo
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En épocas de bonanza económica, suelen haber condiciones de laxitud crediticia, es decir, los requisitos para contratar deuda financiera son mínimos y permisibles, aunado a una baja tasa de interés (suelen haber expectativas de inflación ancladas al objetivo de un banco central), esto deriva, por supuesto, de las condiciones de holgura económica, donde los financiadores perciben menor riesgo de impago, mayor solvencia financiera y expectativas muy favorables de las empresas.
El tipo de financiamiento común para una posición así en la economía, es el "financiamiento cubierto", que es aquel donde las empresas tienen utilidades por arriba de sus pasivos, ya sean de corto o largo plazo, y le permiten pagar el principal del préstamo pedido más la tasa de interés.
Caso contrario cuando una economía entra en crisis, los balances de las empresas se ven deteriorados, ya sea por bajos ingresos en ventas, menores expectativas de utilidades, o deflación de activos. Los financiadores tomarán acciones para contrarrestar el riesgo de impago, sea desde pedir mayores garantías, reestructurar el crédito o cerrar el grifo del préstamo.
¿Pero qué pasa con las empresas que tienen una deuda financiera vigente?
Al tener menores ingresos de los esperados, pasan a otros esquemas de financiación:
El primero, es el esquema de especulación: Es aquel donde las entradas de la empresa son superiores al pago de interés de cualquier periodo del financiamiento; sin embargo, no así para cubrir el principal, lo que orilla a refinanciar el mismo a otro vencimiento. Esto suele pasar cuando los inversores adquieren un financiamiento no acorde al plazo del retorno de inversión, es decir, contratan un crédito que se tendrá que liquidar al corto plazo, como el de naturaleza revolvente, para comprar bienes de capital que produzcan mercancías al largo plazo, por lo que las entradas de dinero no serán suficientes para cubrir las obligaciones en un tiempo acotado.
El segundo es el esquema ponzi: definido como aquel donde las entradas de la empresa sólo son superiores al pago de interés en algunos periodos, por lo que no solamente tendrá que reestructurar el principal a otro vencimiento, sino también el pago de intereses. Este se presenta cuando las condiciones generales de la empresa presentan daños estructurales, sea por una caída sostenida en sus ingresos, una muy baja productividad o problemas administrativos internos.
Si bien la conducción interna de las empresas puede ocasionar el pasar de un esquema a otro, sea de uno cubierto a un ponzi cuando se hacen malas inversiones o, viceversa, de un ponzi a un cubierto, tal parece que, para nuestro caso de México, se explica más por la enorme incertidumbre ocasionado por política internas y el clima de tempestad que se podría avecinar para 2023 que, para efectos prácticos, analizaremos en un próximo artículo.

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Asael Polo

Economista por la UNAM. Especialista en finanzas bancarias y política económica. Analista en Dicre, escribe para Asuntos Capitales, El Tintero Económico y México Libertario.

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